CUANDO LOS INTERESES pequeños minan los grandes intereses,
no hay cómo avanzar hacia ninguna parte, no por lo menos, en comunidad. Este
axioma tiene evidencia empírica en el gremio periodístico, hoy por hoy. La
verdad no estamos mejor que cuando el CNE congeló las elecciones en todos los
gremios después de la constituyente, cuando Levy Benshimol: divididos, apáticos,
con hegemones en duelo, urdiendo intrigas tras el parapeto de la polarización
política, humillados por el régimen, pero también por patronos que usan al gremio
para buscar posiciones frente a un eventual reacomodo político en el país. Un periodista abogado intenta una acción
judicial para detener unas elecciones que corren el riesgo de ser impugnadas,
porque se violan 9 artículos de normas distintas y recibe como respuesta variadas formas de la falacia ad hominen (¿dónde estaba, que no lo
planteó en la Comisión Electoral?, ¿por qué un miembro de la comisión electoral
actúa contra este cuerpo?) Otros periodistas opinan públicamente que es mejor
que se pospongan las elecciones hasta que se garantice la legalidad, y por
respuesta reciben veladas solicitudes de que se callen, porque están violando
el espíritu de cuerpo… bonito gremio que defiende la libertad de expresión.
Un grupo de periodistas intenta ponerse de acuerdo en el
apoyo a una de las planchas en esta cada vez más hipotética elección, pero
quienes dirigen la plancha creen que es un partido, caudillista, además. El
grupo pide reuniones de estrategia que nunca se realizan, brinda documentos
para un programa de gestión que luego no son considerados, los argumentos que
esgrimen los jerarcas oscilan entre lo personal y lo institucional, pero es un péndulo
corto que se mueve a velocidad de vértigo. Cuando el grupo comienza a divulgar
por redes documentos en apoyo a la candidatura reciben como retroalimentación,
cuando no el silencio, la admonición por retruque (“la información oficial de
la plancha será divulgada en los medios de la plancha”). Al final, se deciden
por anunciar que van a “bajar la línea” y mientras, negocian los cargos ofrecidos
al grupo con otro sector… Bonito gremio que honra sus compromisos.
Y la guerra sucia en una campaña que se basa en explotar el
horror a todo lo que sea chavismo o ninismo, como si fueran definiciones
científicas. Un hegemon manda a atacar al adversario con el adjetivo de
imparcial, ya antes mandó a decir que eran chavistas, sabe que la polarización
lo beneficia, porque las malas gestiones y el descuido de la agenda social del
gremio por atender solo la agenda política lo que va a producir es una fuerte
abstención, que al fin y al cabo lo beneficiará a él y a su expresión, porque
le permitiría ganar la elección con poco margen manteniendo el control… Bonito gremio
que tiene dirigentes históricos así.
Pero el chavismo, ciertamente, no es mejor. El I Encuentro de la Plataforma de Periodistas
de Venezuela, que el sector oficialista de la comunicación ha convocado
para los días 23 y 24 de agosto, preparatorio para el Congreso que la Federación Latinoamericana de Periodistas
realizará del 31 de agosto al 2 de septiembre, seguramente no tendrá presencia
del Colegio Nacional de Periodistas porque
según reza un comunicado de la Agencia Venezolana de Noticias, del 11 de
agosto, dicha plataforma “ha solicitado a la Felap convertirse en la representante
oficial de Venezuela ante dicho organismo, en vista de que el CNP fue expulsado
por haber participado en el golpe de Estado perpetrado contra el presidente
Hugo Chávez en 2002”. Una vez más, la parcialidad política apoyada por el
partido de gobierno en posición de estado, intenta dividir en forma maniquea al
gremio para dar otra vuelta de tuerca a su propósito de eliminar el Colegio
Nacional de Periodistas, no por la vía jurídica, sino por el colapso institucional.
Dicen defender al periodista y a la libertad de expresión, pero ¿por qué Periodistas por la verdad no ha hecho
nada porque este gobierno, opaco como ninguno, respete del derecho de petición
que es instrumento del derecho social a la información? ¿Por qué el Movimiento por un Periodismo Necesario
no ha instado a la Defensoría del Pueblo a conocer de oficio las veedurías de
derechos humanos de los periodistas? ¿Por qué si el gobierno es el principal
empleador en muchos estados, ninguno de estos honorables grupos ha tomado
iniciativa en garantizar que haya un baremo salarial para periodistas que les
permita superar el salario mínimo y darle dignidad a su condición profesional? ¿Por
qué ninguna de estas nobles agrupaciones ha promovido la restitución de la
solidaridad gremial? ¿Porque a este gobierno le molestan las sociedades
intermedias? ¿Porque a este gobierno le conviene la paz laboral y el silencio
de los periodistas? ¿El “periodismo necesario” es, acaso, el periodismo
silencioso? … Bonito gremio que ha permitido que dos minorías, una
apoyada por el gobierno y la otra apoyada por algunos medios, secuestren la
acción gremial y le resten a la ciudadanía el derecho por el cual ejercemos.
Yo francamente les digo que no quiero pertenecer a un gremio
así.
Y aunque no ha pasado
por mi cabeza dejar de ser periodista (¡eso nunca!) sí lo haré de toda
aspiración a dirigir o a dar opinión política institucionalizada dentro del gremio. Por ese motivo
no presentaré mis credenciales para optar a la Secretaría de Mejoramiento
profesional por la plancha CNP con futuro.
Por ese mismo motivo dejo de pertenecer al grupo de opinión Un Solo Gremio: porque entiendo que para
hacer gremio es necesario que haya principios compartidos, proyectos en común y
conciencia del beneficio de terceros, en este caso, la ciudadanía a la cual nos
debemos.
Quedo, entonces, dueño de mi voz y de mi espacio, dispuesto
a colaborar en lo que sea pertinente, para la construcción de un gremio de
verdad. Seremos un solo gremio el día en que depongamos a los hegemones y
aprendamos a deliberar sin imposiciones, a construir los consensos, a ser
verdaderamente democráticos, con lo cual podremos dar a nuestras audiencias ciudadanas
argumentos para la mejor toma de decisiones democráticas. Porque nadie da lo
que no tiene, y para hacer repúblicas democráticas hay que ser demócratas
y un
periodista debe serlo más que nadie
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