jueves, 25 de noviembre de 2010

A la víspera de un día grande

QUERIDAS ALUMNAS de la 45° Promoción de Periodismo de la UCAB:

Confieso que hoy, cuando me entregaron la placa de reconocimiento en calidad de padrino de la mención, se me mezclaron dos sentimientos, y para expresarlo acudiré a una de las últimas escenas de La lista de Schindler, cuando el empresario, sabedor ya del fin de la guerra, descubre con horror que hubieran podido ser más los anotados en la lista, y se derrumba.

Siento infinito agradecimiento por que hayan pasado por el aula para enseñarme cosas nuevas sobre el modo en que concibo mi profesión. Pero a la vez siento que pude haberles dado más herramientas para la vida profesional. Y ahora que lo escribo, descubro que siempre va a ser así, porque está en nuestra condición humana agradecer y estar insatisfecho, que es  como tener dos temperaturas en el cuerpo al mismo tiempo, y es una sensación incómoda pero a la vez vital, como la tímida audacia de los enamorados.

Tengo días pensando en que “lo perfecto es enemigo de lo bueno”, pero también reconociendo que no vemos lo perfecto de los demás porque buscamos en ellos la idea de lo perfecto que tenemos, cada uno, y es así como nos volvemos perfectamente ciegos. ¿Podremos recuperar la visión? Si no creyera que sí, la verdad, no me tomaría mi oficio en serio, y ya sabemos, con Kapuscinski que “no es para cínicos, este oficio”. Tendremos una visión perfecta desde el corazón y desde la mente, cuando aprendamos a ponernos en los zapatos del otro, y en eso, colegas (¡ahora sí!) tenemos mucho trabajo por delante, recuerden que somos constructores de sentido común, y como nadie da lo que no tiene, nos toca a nosotros tener el propio. Es un ejercicio simple y cotidiano, pero con él se puede ayudar a construir un país. Imagínense un pueblo de gente solidaria, y una solidaridad que nace del conocimiento y el respeto por las razones del otro; ahora piensen qué tienen que decirle a ese pueblo, cómo van a ayudar a construir confianza para que haya verdadera solidaridad.

De ese tamaño es el compromiso que hoy adquieren.

No tengo ninguna duda de que lo honrarán. Para ello, les deseo una larga y fructífera trayectoria profesional, una vida plena de satisfacciones, una voluntad indomable, fuerte y dúctil, para llevar adelante la búsqueda permanente de la verdad, que en su versión periodística, es siempre una verdad de tipo ético ¿recuerdan? Lo vimos en clase.

Un abrazo y mi bendición, siempre.
C.

3 comentarios:

AugustoLavieri dijo...

Muy bueno ese mensaje y válido, en estos tiempos de confrontación y de exclusión. Felicitaciones padrino...

Alexandra Ranzolin dijo...

Querido Carlos,
Mi promoción se graduó hace MUCHOS años ya, y compartí con profesores con tu vocación y carisma, que marcan la vida por su capacidad de reflexión pero, sobre todo, por su deseo de mirar la realidad la vida sin prejuicios y con libertad.
¡Mucho ánimo en tu tarea!

Rosa Mireya Marcano dijo...

Muy merecido mi querido Carlos porque enseñar es tener mística, conciencia, disciplina y dedicación para ofrecer tus conocimientos a otros. Mis sinceras felicitaciones. Se cosecha lo que se siembra. Besos amigo