domingo, 4 de octubre de 2009

Notas desde un país a medias

RECUERDO UN VIEJO LIBRO de gerencia, escrito con la proverbial mala leche española, donde se afirma: “cuando decimos que haremos algo a medias (entre dos), generalmente quedará hecho a la mitad.” Afortunadamente no siempre es así, ni a dos ni a más de dos, pero conviene ir precavido, en nuestro caso, para intentar la comprensión de los fenómenos recientes en la vida política del país.


Cuando Antanas Mokus, por entonces, Rector de la Universidad Nacional de Colombia, se bajó los pantalones en respuesta a una protesta estudiantil en esa casa de estudios, nunca imaginó que ese gesto era el inicio de su carrera política, la que lo llevó a ser Alcalde Mayor de Bogotá y una de las referencias exitosas en gestión pública de todo el continente.


Este caso demuestra que a veces, mostrar las partes pudendas puede ser beneficioso para darse a conocer.


En Venezuela, un alcalde mayor se lanza en huelga de hambre en la sede de la Organización de Estados Americanos, por solidaridad con sus empleados, a quienes el gobierno central les ha retenido el salario como parte de su estrategia para aislarlo y deslegitimarlo, logra revertir la medida y ser recibido por el secretario general (quien por cierto a la fecha no emite opinión sobre el informe presentado por el Alcalde, en donde se denuncian violaciones contumaces a los derechos humanos por parte del Estado conculcado por el gobierno). Poco tiempo después, casi 200 venezolanos, entre estudiantes y profesionales, con una nueva huelga logran que Insulza ponga en evidencia al gobierno, al decir que es éste quien se opone a que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos venga al país a producir un informe definitivo sobre la situación de esta materia en Venezuela, cosa por la cual se ha pugnado por cuatro largos años.


La huelga fue exitosa en esto: en mostrar que el rey está desnudo y ajeno a toda pudibundez.


Pero hay lecciones que capitalizar de la huelga oea:

1. La bandera de la defensa de los derechos civiles y políticos es una bandera legítima de lucha contra el poder, sus arrogancias y desafueros, cualquiera sea su signo. Y luchar por esta defensa de manera no violenta le dificulta al gobierno el trazado de sus acciones que es eminentemente belicista, pero que no sabe funcionar a cabalidad frente a una lógica difusa. Una clave: no saben manejar las cosas fuera de un territorio, todo lo territorializan.

2. El mecanismo de escalamiento del conflicto muestra que la comprensión de la política como un sistema de medios y fines sigue vigente. Los estudiantes de la UDO no sólo defendían la bandera pública, también urdieron la estrategia para posicionar su liderazgo en su ámbito de influencia. La huelga fue un medio para sus fines, pero también sirvió a otros, más elevados, compartieron la bandera y eso permitió escalar la acción. Una razón –y una marca en el discurso- sirvieron para este propósito: la solidaridad.

3. La respuesta de los medios de comunicación de todo el mundo se justifica en el volumen –poco menos que escandaloso- de adherentes a la huelga, y en el tamaño del pedimento, amén del prestigio ganado desde 2007.

4. La huelga fue un acontecimiento basado en la solidaridad: primero con Julio César Rivas, después con todos los presos políticos del país. La liberación de Julio es una victoria que le da al movimiento estudiantil un oxigeno político importante y las declaraciones de Insulza son la guinda. Cabe por supuesto, la pregunta: si en el Táchira no levantaron la huelga, ¿por qué dejarlos solos para ir a marchar hasta la cancillería, no llegar, dejar un documento en lo que constituye un nuevo episodio de más-de-lo-mismo? ¿Entonces, por qué dosificar la solidaridad? La respuesta a esta pregunta la apunta Alberto Barrera Tyszka en su artículo del domingo, donde expresa: “Vivimos en una teledemocracia que produce fugaces protagonistas de historias efímeras, personajes que se trabucan velozmente en estereotipos del bien y del mal. Amos Oz, experto en el tema, sostiene que ‘la esencia del fanatismo reside en el deseo de obligar a los demás a cambiar’. Cambia de canal. Cambia de actitud. Cambia de partido. Cambia de voto. Cambia de sistema. Cambia de nombre. Cambia de propiedad. Cambia de lectura. Cambia de programa de radio. Cambia de valores. Cambia de fe… Dicho en otros términos: si no eres como nosotros, eres un traidor, un escuálido, un hampón, un pitiyanqui, un traficante, un chulo, un corrupto, un burguesito… Pero ahí estaba Alberto Nolia. En el pasillo dos. Frente a los bocadillos de guayaba. Con mueca de timidez y cierta inquietud en cada gesto. Esa es todavía nuestra ventaja. La de todos. Por más que se empeña, el poder no logra controlar las diferentes versiones que somos. Por más que lo intenta, seguimos siendo distintos sin destruirnos. Ese quizás es nuestro mejor por ahora”. Alberto Barrera Tyszka /Domingo con Nolia / El nacional 4-10-2009.


Nos preguntamos cómo construir una mayoría en un país que está dividido en dos partes polares y una parte en medio, que es indiferente a unos y a otros, pero no a la política ni a la expectativa de futuro. Eso nos o vienen mostrando casi todas las encuestas desde antes de enero de este año, pero a partir de entonces de manera sostenida, siendo la de Seijas, la última en arrojar datos. Nos preguntamos cómo definir la solidaridad para poder sumarlos, porque creemos que fue la falta de solidaridad la que nos llevó a este estado de cosas en este país a medias (medio hecho, dejado a la mitad por la acción de dos partners desastrosos). Buscamos un concepto de solidaridad que sirva como base de nuevos consensos políticos; consideramos que el de Richard Rorty, filósofo pragmatista (pertenencia a un bando, considerar a cada uno de sus miembros como “uno de nosotros”) funciona, siempre y cuando el bando tenga vocación de abrirse a la aceptación de nuevos miembros, establezca en él las condiciones de una comunidad ideal de habla y haga uso legítimo de una ética racional que haga suyos los valores de una democracia liberal, republicana y solidaria, en la formación de una democracia deliberativa y que deje de soportar la teledemocracia que Barrera señala: la que convierte los acontecimientos políticos en un reality show, la que decide el liderazgo de los actores (políticos) en función de un casting, y, acaso, la que sustituye militancia por audiencia (falta saber si también los votos por el ratting), esta que obliga a marchar frente a la cámara antes que a la solidaridad.


Creemos que entre los más llamados a construir esta solidaridad están los estudiantes. Según reseña El Nacional, “Datanálisis preguntó a finales del referido mes a 1.300 encuestados en todo el país cómo evalúa la gestión de los estudiantes por el bienestar del país y 81,6% respondió de manera positiva. El Jefe del Estado, que también figuraba entre las opciones presentadas, recibió una aceptación de 57%, número que indica una popularidad importante pero inferior a la de los jóvenes”. (HLG / DS / El Nacional 04 de octubre de 2009).


Pero la afirmación debe ser analizada en justicia. Luis Vicente León publica en su cuenta de twitter otros datos de esa misma investigación. @luisvicenteleon:

  • Mientras la razón general de emigración es inseguridad o economía, los jóvenes lo hacen porque el país se está primitivizando
  • Del 46% de jóvenes que ven futuro mejor 29% creen que lo construirá la revolución, mientras que el restante 17% piensa que deben cambiarlo
  • 54% de los jóvenes de 18 a 24 años piensan que el país no les ofrece un futuro mejor que el resto del mundo
  • Cerrar radios? No (+50%) Acabar el monopolio del espectro? Si (+50%) Gana políticamente quien convenza masas: ese es el reto
  • 44% dice que se iría del país si pudiera RT @carlosjimenez: Feliz día del inmigrante. Sobre todo a los venezolanos que se han ido
  • Sólo 42% piensa que gobierno lleva al país al modelo cubano. La mayoría chavista no cree que esto pase, y si ocurriera lo rechazaría
  • 83% de la población rechaza usar a Cuba como ejemplo para el país. Detro del grupo Chavista rechazo de 76%
  • 79% rechaza amenazas de conflicto con Colombia. Quizás esto explica que el gobierno haya bajado el volumen sobre el tema

29% contestan (no sabemos si lo creen) que el futuro lo construirá la revolución. Son los pares generacionales de los huelguistas, que se ven reflejados en el 17% que apuesta por el cambio. Ello lleva a preguntarnos ¿Cómo está el diálogo entre los estudiantes? ¿El movimiento estudiantil convocará a los independientes para ayudar a construir una mayoría política, o se sumarán a uno y otro bando?


No tengo respuestas a priori para estas cuestiones. Sólo sé que, como en la cadena de favores, una red nace de la relación de dos, que luego involucran a un tercero, y luego a otro, y a otro, de tal modo que cada persona se convierte en un nodo, con razones mucho más difusas que el esclarecimiento que pretenden dar las ideologías soberanas, que de tanta luz borran los contornos de “las distintas versiones de lo que somos”, según Barrera, en buena hora.


La imagen es un print screen de la cuenta en Twitter de Luis Vicente León, y quiere serir, en este texto para apuntar una vez más al poder de las redes sociales.