LLEGAMOS, FINALMENTE AL DÍA. Comenzará temprano, pero muchos –como yo- estaremos en vigilia, toda esta noche, porque la jornada de mañana tiene una trascendencia histórica que no será sino en el futuro, cuando la veamos en toda su magnitud.
Teodoro sostiene la tesis de que con la estructura de votación que se obtenga, aun en caso de ganar el sí, ya habrá perdido (victoria pírrica) porque es tal el nivel de oposición que los problemas de gobernabilidad están asegurados. Pero un camino similar se abre, incluso, de ganar el no, como lo esperan los partidarios de esta opción. Las encuestas ni descartan ni consideran un eventual voto oculto que se manifieste como resultado de una oposición silente, por parte del chavismo, a la reforma. Tampoco consideran la eventualidad de un fraude que luce como posibilidad más remota, ahora, que en el pasado. Pero tampoco hubo cómo reflejar un clima de opinión más o menos galvanizado en torno a no reconocer una eventual victoria del sí, que el Presidente denunció temprano y al cual le ha salido al paso Petkoff, no de manera irresponsable, sino por el contrario, asumiendo la lógica de los acontecimientos. ¿El tercer no de Goicoechea? Quizás, pero antes del tercero va el segundo y cualquier previsión al respecto, obviamente no puede ser del dominio público.
Hay que considerar esto, así no sea de nuestro agrado, porque la opción de rebelarse, a diferencia del pasado, goza ahora de una legitimidad que no tuvo antes, pues no se trata de los arrestos de una “oposición golpista” sino de una postura ética asumida por buena parte de la población. Resulta claro que una posición de este tenor nunca sería asumida como válida por el gobierno, pero eso no le quita valor ante los ojos del mundo. Tres relatores de derechos humanos de la ONU han expresado su alarma ante la reforma, el mismo Castro ha denunciado que una guerra civil en Venezuela atenta contra el equilibrio económico dentro de la globalización.
El pasado miércoles, durante una asamblea de profesores en la UCAB, el profesor Elías Pino Iturrieta dijo, refiriéndose al asalto de los motorizados chavistas a la universidad, que ello era “una avanzada del fascismo”, que era una de las muchas que vendrán, “pero esta historia no está terminando, por el contrario, esta historia apenas comienza el lunes, y ojalá que comience con buen pie”. Y para el lunes tiene que pasar este domingo de plebiscito, que cierra un ciclo de cincuenta años y que parece abrir el futuro, con toda su carga de expectativas y de compromisos.
Esta noche velamos por un nuevo día. Tenemos la esperanza de un nuevo comienzo. No descartamos que este y los días que siguen serán difíciles, pero confiamos en que son la siembra de un tiempo nuevo, de encuentro, que cierre las fisuras abiertas por el verbo incendiario. Apelamos a la conciencia de todos y cada uno de los venezolanos, que sepan ver más allá de los botones de la máquina de votación, más allá del beneficio inmediato, en los ojos del otro, el que está en la acera de enfrente.
Teodoro sostiene la tesis de que con la estructura de votación que se obtenga, aun en caso de ganar el sí, ya habrá perdido (victoria pírrica) porque es tal el nivel de oposición que los problemas de gobernabilidad están asegurados. Pero un camino similar se abre, incluso, de ganar el no, como lo esperan los partidarios de esta opción. Las encuestas ni descartan ni consideran un eventual voto oculto que se manifieste como resultado de una oposición silente, por parte del chavismo, a la reforma. Tampoco consideran la eventualidad de un fraude que luce como posibilidad más remota, ahora, que en el pasado. Pero tampoco hubo cómo reflejar un clima de opinión más o menos galvanizado en torno a no reconocer una eventual victoria del sí, que el Presidente denunció temprano y al cual le ha salido al paso Petkoff, no de manera irresponsable, sino por el contrario, asumiendo la lógica de los acontecimientos. ¿El tercer no de Goicoechea? Quizás, pero antes del tercero va el segundo y cualquier previsión al respecto, obviamente no puede ser del dominio público.
Hay que considerar esto, así no sea de nuestro agrado, porque la opción de rebelarse, a diferencia del pasado, goza ahora de una legitimidad que no tuvo antes, pues no se trata de los arrestos de una “oposición golpista” sino de una postura ética asumida por buena parte de la población. Resulta claro que una posición de este tenor nunca sería asumida como válida por el gobierno, pero eso no le quita valor ante los ojos del mundo. Tres relatores de derechos humanos de la ONU han expresado su alarma ante la reforma, el mismo Castro ha denunciado que una guerra civil en Venezuela atenta contra el equilibrio económico dentro de la globalización.
El pasado miércoles, durante una asamblea de profesores en la UCAB, el profesor Elías Pino Iturrieta dijo, refiriéndose al asalto de los motorizados chavistas a la universidad, que ello era “una avanzada del fascismo”, que era una de las muchas que vendrán, “pero esta historia no está terminando, por el contrario, esta historia apenas comienza el lunes, y ojalá que comience con buen pie”. Y para el lunes tiene que pasar este domingo de plebiscito, que cierra un ciclo de cincuenta años y que parece abrir el futuro, con toda su carga de expectativas y de compromisos.
Esta noche velamos por un nuevo día. Tenemos la esperanza de un nuevo comienzo. No descartamos que este y los días que siguen serán difíciles, pero confiamos en que son la siembra de un tiempo nuevo, de encuentro, que cierre las fisuras abiertas por el verbo incendiario. Apelamos a la conciencia de todos y cada uno de los venezolanos, que sepan ver más allá de los botones de la máquina de votación, más allá del beneficio inmediato, en los ojos del otro, el que está en la acera de enfrente.
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