UNO PODRÍA PENSAR que la petición de debate hecha por el bachiller Robert Serra, en el seno de su universidad, sobre la reforma constitucional, carece de legitimidad, considerando que ha habido un cambio de posición, sin mediar unas explicaciones que eran francamente necesarias. Un día llama a sus compañeros –no los de clases, los de militancia- y los rebautiza con el nombre de Pueblo y los insta a tomar la universidad, subrayándola como enemiga del proceso que lidera ya-sabemos-quién; y el otro se presenta con una manifestación de escasas 50 personas, a protestar frente a la Conferencia Episcopal Venezolana por sus pronunciamientos en relación con la reforma y de paso entregar un documento en la universidad, dado que está tan cerca. Vale señalar, también, que más temprano, intentaron armar una manifestación “popular” con concentraciones en la redoma de La India de El Paraíso y en la estación del metro de Antímano, aparentemente sin mucho éxito. El pueblo “rojo, rojito” o se sumó a la protesta, y eso que estaba convocada desde el lunes… ¿Cambio de planes? ¿Cambio de estrategia? ¿Adecuación a la Contingencia? Pareciera que un poco de las tres.
Recordemos, por lo pronto, algunas cosas que están relacionadas con el debate y con su solicitante.
1. La primera petición de debate entre universitarios de tendencias diferentes ocurrió en junio, luego de la lectura del comunicado en la Asamblea Nacional (la tarde de las franelas). Se había decidido un debate televisado sobre temas vinculados con los derechos civiles y políticos y debía haberse realizado en la Universidad Bolivariana de Venezuela; se había elegido una metodología basada en los debates televisados en el marcho de una campaña presidencial y faltando horas para su realización, la Comisión Presidencial Estudiantil lo suspendió aleando poco tiempo para la preparación. ¿No les suena parecido al argumento empleado para el recurso e amparo introducido ante el TSJ sobre el aplazamiento del referéndum para febrero? Pero así van las cosas con la razón instrumentalizada.
2. Al bachiller Serra nunca se le ha negado su derecho de palabra en la Universidad. Es cierto que una vez se produjo un incidente en la feria de comida rápida, donde un numeroso grupo de estudiantes le arrojó dinero para compensar en que éste perdía durante los días de protesta de junio pasado y que él mismo reclamó. Pero también es cierto que él mismo acudió a ese sitio con una cámara de televisión para producir un pseudoevento que le sirviera como elemento propagandístico para la Hojilla. Y también es un hecho público, notorio y comunicacional que estuvo presente en una asamblea estudiantil en el Aula Magna de la UCAB, y que fue escuchado. De allí que él no puede alegar que por el hecho de que su posición sea minoritaria en la universidad, esta comunidad lesione sus derechos individuales.
El movimiento estudiantil no rehuye el debate, por el contrario, lo fomenta. Nada se pierde y por el contrario, mucho se gana, al contrastar las posiciones y exponerlas de cara al país. ¿Quiere el gobierno, en su condición de promotor de la Comisión Presidencial Estudiantil, transmitir el debate en cadena nacional? Pues está bien, sobre todo cuando el CNE los eliminó por considerar que la sociedad estaba suficientemente informada del contenido de la reforma (así las encuestas señalen lo contrario, así Eleazar Díaz Rangel apele a la referencia histórica para decirnos que históricamente las constituciones no se han consultado, por lo que el que se haga esta consulta ahora es una concesión graciosa del estado y que no hay que ponerse muy exigente, sino más bien conformarse con lo poco). Lo que no puede cederse es la locación: al fin u al cabo, es una petición hecha a la institución, la cual tiene el legítimo derecho, por ser la destinataria de la solicitud, pero también como parte agraviada de ataques y difamaciones, a establecer las condiciones de este debate.
¿Y cuáles pueden ser unas condiciones dignas para ese debate? Aquí, modestamente, quisiera proponer algunas:
a) El debate tiene que ser de estudiantes, únicamente. Es justo reivindicar el carácter corporativista de la universidad, corporación a la cual pertenece el propio bachiller Serra. Que venga acompañado de otros estudiantes oficialistas, que quieran debatir.
b) El debate debería centrarse en la reforma, considerando el articulado original y las modificaciones propuestas, y en sus implicaciones para la sociedad venezolana.
c) En ningún momento pueden aceptarse descalificaciones ni ataques personales o institucionales, como estrategia discursiva en el curso del debate.
d) Se aceptará el argumento de que la reforma es la base para la construcción del Socialismo el Siglo XXI, si y sólo sí se explica en que consiste este socialismo, en dónde estriba su diferencia con el socialismo democrático, o con el “Estado Social de Derecho” consagrado en la Constitución vigente. Y si además se explica por qué se procede con la hegemonía revolucionaria y la demonización –criminalización- de la disidencia, si lo que se pretende –si es que se pretende- es más, mayor y mejor democracia.
e) Se escuchará con mucha atención la explicación que se le dé a la ampliación y concentración de poderes en la Presidencia de la República, que la propuesta de reforma consagra.
f) Se explicará con claridad y transparencia las razones por las cuales se considera que la reforma constitucional es “moralmente inaceptable”.
g) El debate debe realizarse en un lenguaje sencillo, de fácil comprensión por el público en general, y especialmente por las clases excluidas de la población nacional.
Considero que estas condiciones, junto con otras e carácter más operativo, como el tiempo de intervención podrían garantizar que el debate transcurra con normalidad, teniendo una eficacia de cara al pueblo venezolano y no sólo a una facción. Queda del Movimiento estudiantil proponer estas reglas de juego, y del Bachiller Serra aceptarlas, con el valor y la confianza que le da ser un estudiante universitario, y de la UCAB, para más señas.
Ayer por la mañana, en el grado de los programas de Estudios Avanzados en Comunicación y Política y Libertad de Expresión y acceso a la información, el rector nos conmovió con la lectura de una página de los anales de la UCAB: como fue la participación de esta naciente alma mater en la jornada de protesta nacional del 21 de noviembre de 1957, días antes del plebiscito del 2 de diciembre de ese mismo año. Esas jornadas de protesta dieron origen a la celebración que hemos tenido, desde hace 50 años, de ese como el día del estudiante. Hoy, la católica no ha rehuido su compromiso y el rector ha sabido dar cumplimiento al legado de liderazgo del Padre Bartola. En cuestión de horas, le corresponderá a la UCV marcar una nueva página brillante en la historia de los movimientos estudiantiles del país. Yo tengo dos casas por las cuales me declaro universitario, y por ambas me felicito, en este momento de la historia. La marcha de los estudiantes oficialistas fue un auténtico “rugido de ratón”, pero no hay que bajar la guardia. ¡Adelante, muchachos! (La foto es de El Observador de RCTV, nótese que fue tomada desde los edificios de Montalbán)
1. La primera petición de debate entre universitarios de tendencias diferentes ocurrió en junio, luego de la lectura del comunicado en la Asamblea Nacional (la tarde de las franelas). Se había decidido un debate televisado sobre temas vinculados con los derechos civiles y políticos y debía haberse realizado en la Universidad Bolivariana de Venezuela; se había elegido una metodología basada en los debates televisados en el marcho de una campaña presidencial y faltando horas para su realización, la Comisión Presidencial Estudiantil lo suspendió aleando poco tiempo para la preparación. ¿No les suena parecido al argumento empleado para el recurso e amparo introducido ante el TSJ sobre el aplazamiento del referéndum para febrero? Pero así van las cosas con la razón instrumentalizada.
2. Al bachiller Serra nunca se le ha negado su derecho de palabra en la Universidad. Es cierto que una vez se produjo un incidente en la feria de comida rápida, donde un numeroso grupo de estudiantes le arrojó dinero para compensar en que éste perdía durante los días de protesta de junio pasado y que él mismo reclamó. Pero también es cierto que él mismo acudió a ese sitio con una cámara de televisión para producir un pseudoevento que le sirviera como elemento propagandístico para la Hojilla. Y también es un hecho público, notorio y comunicacional que estuvo presente en una asamblea estudiantil en el Aula Magna de la UCAB, y que fue escuchado. De allí que él no puede alegar que por el hecho de que su posición sea minoritaria en la universidad, esta comunidad lesione sus derechos individuales.
El movimiento estudiantil no rehuye el debate, por el contrario, lo fomenta. Nada se pierde y por el contrario, mucho se gana, al contrastar las posiciones y exponerlas de cara al país. ¿Quiere el gobierno, en su condición de promotor de la Comisión Presidencial Estudiantil, transmitir el debate en cadena nacional? Pues está bien, sobre todo cuando el CNE los eliminó por considerar que la sociedad estaba suficientemente informada del contenido de la reforma (así las encuestas señalen lo contrario, así Eleazar Díaz Rangel apele a la referencia histórica para decirnos que históricamente las constituciones no se han consultado, por lo que el que se haga esta consulta ahora es una concesión graciosa del estado y que no hay que ponerse muy exigente, sino más bien conformarse con lo poco). Lo que no puede cederse es la locación: al fin u al cabo, es una petición hecha a la institución, la cual tiene el legítimo derecho, por ser la destinataria de la solicitud, pero también como parte agraviada de ataques y difamaciones, a establecer las condiciones de este debate.
¿Y cuáles pueden ser unas condiciones dignas para ese debate? Aquí, modestamente, quisiera proponer algunas:
a) El debate tiene que ser de estudiantes, únicamente. Es justo reivindicar el carácter corporativista de la universidad, corporación a la cual pertenece el propio bachiller Serra. Que venga acompañado de otros estudiantes oficialistas, que quieran debatir.
b) El debate debería centrarse en la reforma, considerando el articulado original y las modificaciones propuestas, y en sus implicaciones para la sociedad venezolana.
c) En ningún momento pueden aceptarse descalificaciones ni ataques personales o institucionales, como estrategia discursiva en el curso del debate.
d) Se aceptará el argumento de que la reforma es la base para la construcción del Socialismo el Siglo XXI, si y sólo sí se explica en que consiste este socialismo, en dónde estriba su diferencia con el socialismo democrático, o con el “Estado Social de Derecho” consagrado en la Constitución vigente. Y si además se explica por qué se procede con la hegemonía revolucionaria y la demonización –criminalización- de la disidencia, si lo que se pretende –si es que se pretende- es más, mayor y mejor democracia.
e) Se escuchará con mucha atención la explicación que se le dé a la ampliación y concentración de poderes en la Presidencia de la República, que la propuesta de reforma consagra.
f) Se explicará con claridad y transparencia las razones por las cuales se considera que la reforma constitucional es “moralmente inaceptable”.
g) El debate debe realizarse en un lenguaje sencillo, de fácil comprensión por el público en general, y especialmente por las clases excluidas de la población nacional.
Considero que estas condiciones, junto con otras e carácter más operativo, como el tiempo de intervención podrían garantizar que el debate transcurra con normalidad, teniendo una eficacia de cara al pueblo venezolano y no sólo a una facción. Queda del Movimiento estudiantil proponer estas reglas de juego, y del Bachiller Serra aceptarlas, con el valor y la confianza que le da ser un estudiante universitario, y de la UCAB, para más señas.
Ayer por la mañana, en el grado de los programas de Estudios Avanzados en Comunicación y Política y Libertad de Expresión y acceso a la información, el rector nos conmovió con la lectura de una página de los anales de la UCAB: como fue la participación de esta naciente alma mater en la jornada de protesta nacional del 21 de noviembre de 1957, días antes del plebiscito del 2 de diciembre de ese mismo año. Esas jornadas de protesta dieron origen a la celebración que hemos tenido, desde hace 50 años, de ese como el día del estudiante. Hoy, la católica no ha rehuido su compromiso y el rector ha sabido dar cumplimiento al legado de liderazgo del Padre Bartola. En cuestión de horas, le corresponderá a la UCV marcar una nueva página brillante en la historia de los movimientos estudiantiles del país. Yo tengo dos casas por las cuales me declaro universitario, y por ambas me felicito, en este momento de la historia. La marcha de los estudiantes oficialistas fue un auténtico “rugido de ratón”, pero no hay que bajar la guardia. ¡Adelante, muchachos! (La foto es de El Observador de RCTV, nótese que fue tomada desde los edificios de Montalbán)
1 comentario:
Acertados comentarios, excelente propuesta de reglas para el debate
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