ES, POR DECIR LO MENOS, sospechosa, la excesiva prisa que tiene el gobierno por aprobar la reforma constitucional. Primero tres discusiones en la Asamblea Nacional “sin que le quiten ni una coma”, más bien, con el añadido de 25 nuevos artículos reformados para un total de 58 artículos –de 350 dirán, eso todavía es una nadería- pero cuyos alcances nos colocan en un nuevo proyecto de país, por mampuesto y a contravía de lo que ha sido el proyecto nacional venezolano. Y no lo digo yo: lo dicen algunos historiadores, como Germán Carrera Damas, lo dice el señor presidente en su rol de utopista contemporáneo.
25 nuevos artículos, cuando incluso los 33 anteriores no eran conocidos por la mayoría del país. 25 nuevos que se suman a la carrera por el socialismo del siglo XXI (curiosa ironía que no se capta sino ahora: los motores son para correr). La Asamblea hace válido su derecho a reformar la Constitución, consagrado por ella misma en el artículo 342, como antes lo hizo el Presidente de la República, en consejo de Ministros, como sólo faltaría por hacer al 15 por ciento del padrón electoral, con el protocolo correspondiente ante el CNE. El parlamento corre para rematar el 16 la tercera discusión de la reforma pero resulta que no es una reforma, son dos, la del presidente y la iniciativa de la Asamblea, a la cual le faltan dos discusiones, por lo que aquello de “matar dos pájaros de un mismo tiro” no es tan así.
Y si de ironías hablamos, falta saber cómo si la Asamblea promueve el Parlamentarismo de calle, si es –o debe ser- la primera instancia interesada (¿o no?) en que el proyecto se discuta, se empeñe en aprobar una segunda reforma a espaldas del país. Y la pregunta obliga: ¿Para qué tantas reformas?¿Por qué tanta prisa en aprobarla?¿Por qué para el oficialismo es tan vital que el referéndum aprobatorio se realice el 2 de diciembre? (otra ironía: ¿no había una fecha mejor? ¿o es que se les olvida que el 2 de diciembre de 1957, Pérez Jiménez perdió el plebiscito que dijo haber ganado, y eso precipitó el alzamiento nacional que terminó el 23 de enero de 1958? ¿O será que no les molesta la asociación con el perezjimenismo? ¿Será que Biardeau tiene razón con que esto va a ser un “socialismo plebiscitario”?)
Y de todas las explicaciones que escucho –o que se me ocurren- la que me parece más plausible es la que involucra en el análisis un nivel de rechazo creciente por la reforma, aun dentro de las mismas filas chavistas, no sólo por el contenido, sino también por la forma en que se ha venido “discutiendo”. Los dirigentes están “corriendo hacia adelante”, y han de saber que muchas batallas se han perdido por este tipo de acciones, baste para muestra, algunas de Napoleón Bonaparte. Un análisis de situación puede argumentar la urgencia de la reforma en estos términos: se requiere la legitimidad instrumental de una reforma constitucional, para legitimar el paso a un “socialismo revisado (sea petrolero, tropical o del siglo veintiuno) ” que consolide el poder de una nueva burocracia, dentro de un capitalismo de estado, burocracia capaz de cooptar todos los espacios de poder de la nación y ante la cual no haya mayores oposiciones en el plano internacional, no sólo porque se cumplen las “reglas de juego” democráticas, sino porque hay garantías para el capital foráneo (no todo, claro está, sólo el que le interesa a la burocracia), determinadas, entre otras cosas, porque al cooptar, la administración copia el esquema de las democracias corporativas (tipo Estados Unidos), es decir: no deja de tener razón Douglas Bravo cuando sostiene que esta constitución es neoliberal (aunque yo diría más bien que este gobierno tiene prácticas neoliberales, pero es que así es el ur-fascismo).
El empecinamiento por la fecha tiene que ver con consolidar el control social antes de que se produzca una reacción colectiva ante los acontecimientos programados: el cambio de esquema monetario, los cambios en el esquema de propiedad, las elecciones regionales de 2008, la puesta en marcha de la nueva geometría del poder, etc… Y vale preguntarse: ¿Ese es el comienzo de la democracia participativa? ¿Para eso fue que se trajeron a Toni Negri de asesor, para que al explicar su idea de la multitud, fuera convenientemente vaciada de contenido original y empleada como referente para la idea de las comunas? Como la parisina de 1871. ¿Cooptar las comunas? ¿Cooptar los consejos comunales?
Mi análisis particular no descarta esta lógica, pero quiere creer que independientemente de cual vaya a ser la decisión final de la oposición, si ir a votar no, para improbar la reforma, o abstenerse por la desconfianza en la independencia del poder electoral, sin descartar tampoco a los chavistas que quieran realmente este cambio de sistema y voten sí, que haya discusión es una ganancia democrática para nuestro país que tanta falta le hace, porque esta discusión permite aprender a diferenciar al líder del proyecto, a entender la importancia de una constitución, a comprometerse con la construcción de la República como el ámbito de lo público –lo común a todos-, a diferenciar referéndum de plebiscito, a no llamar enemigo al adversario, a no delegar en forma irresponsable la soberanía, a participar. Y en esta discusión, los estudiantes tienen un papel ampliamente protagónico: pueden contribuir rápidamente a articular en las comunidades los espacios de reflexión sobre la reforma. Pueden llevar extramuros el debate que en las universidades se dé, y viceversa: llevar a la academia los ecos de las voces de calles y plazas, con legitimidad, sin que nadie venga a llamarlos golpistas conspiradores ahora, cuando no lo hizo en junio. ¿Por qué antes no y ahora sí?
Cuando se vio a los monjes budistas protestando por las calles de Rangún, mucha gente pensó que eran capaces de tumbar esa dictadura militar, por su sola autoridad espiritual, o cual es el destino de los utopistas que pierden el apoyo del pueblo. Pareciera haber repliegue, luego de la brutal represión, pero no tengo la menor duda de que lo harán, su razón se impondrá por encima de la conveniencia geopolítica o el negocio energético. Esta foto va en homenaje a quieres nos han recordado, en estos días, el sentido de la humanidad.
Cuando se vio a los monjes budistas protestando por las calles de Rangún, mucha gente pensó que eran capaces de tumbar esa dictadura militar, por su sola autoridad espiritual, o cual es el destino de los utopistas que pierden el apoyo del pueblo. Pareciera haber repliegue, luego de la brutal represión, pero no tengo la menor duda de que lo harán, su razón se impondrá por encima de la conveniencia geopolítica o el negocio energético. Esta foto va en homenaje a quieres nos han recordado, en estos días, el sentido de la humanidad.
Tomada en préstamo de www.diario.com.mx/.../2007/09/INT324890VG.jpg
1 comentario:
Claro, es lo que todos esperamos… Sólo que. En una sociedad “transparente”, abierta y de discusión; tienen que haber instancias que regulen el discurso. Habermas y Rorty, por ejemplo, concuerdan en la necesidad de que las Universidades, los medios de comunicación y el espacio público deben ser tarimas para que fluya el intercambio de ideas y reguladores del peso discursivo de los individuos. Fácilmente podemos ver que en Venezuela ninguno de estos tres (excepto, y con bemoles, las Universidades) han sabido jugar su rol. De allí que el gobierno se empecine, se sienta acorralado y ahora no quiera dar cabida a esas discusiones, filtradas por lo que percibe como focos de oposición (y no sin razón). Así que la utopía discursiva, si bien es lo que todos queremos, está lejos de realizarse… sobre todo de aquí al 2 de Diciembre.
Publicar un comentario