lunes, 28 de septiembre de 2009

Carta abierta al Secretario General de la OEA



Dr. José Miguel Insulza
Secretario General
Organización de Estados Americanos
Su despacho.-

Molesto su atención para hacer de su conocimiento –si es que aun no lo sabe- que hay un importante grupo de estudiantes venezolanos en huelga de hambre en la sede de esta organización en Caracas, solidarizándose con su compañero, el bachiller Julio Rivas, detenido sin fórmula de juicio cuando ejercía el derecho a la protesta consagrado en la Constitución, pero también solidarizándose con otros venezolanos detenidos, luego de procesos irritos o viciados, que no han respetado sus derechos humanos, ni la garantía de debido proceso prevista también en la carta magna, lo cual los convierte en presos políticos, cosa que es inaceptable en un régimen democrático formal.

La razón por la cual fue elegida la OEA como espacio para visibilizar este evento en protesta es obvia y usted lo sabe: se trata de conectar el accionar de los poderes públicos venezolanos conculcados por el Ejecutivo, con las reiteradas denuncias que la sociedad civil ha formulado contra el estado venezolano actual, a través del Sistema Interamericano de Derechos Humanos. Ha sido la falta de su voluntad política, lo que ha postergado el que tanto la Asamblea General como el Consejo Permanente de la OEA conozcan esta situación y obren en consecuencia, y si bien podríamos apuntar su conducta negligente en esta materia –que contrasta con la absoluta diligencia mostrada en el caso hondureño- tenemos que reconocer que tampoco ha habido voluntad política en el resto de los ejecutivos del continente, para incluir el tema de manera oficiosa en la agenda de la Organización, lo cual no lo disculpa sino todo lo contrario, lo coloca ante una grotesca falta de sentido ético, pues es a usted a quien le corresponde corregir esos desequilibrios en la gestión hemisférica de la Organización.

Los días que usted demore en dar la respuesta adecuada a su requerimiento, serán días que atentarán contra la vida de los manifestantes que la han puesto en riesgo en solidaridad con todos nosotros. Pesará sobre su conciencia cualquier muerto, pero más allá de esta condena, es bueno que recuerde que la actitud negligente también puede ser considerada como delito de lesa humanidad. No será en este momento, quizás no sea el año que viene, pero ocurrirá, y usted sabe muy bien a que me refiero cuando le recuerdo que “la justicia tarda, pero llega” baste como ejemplos, los de su propio país.

Dr. Insulza, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos tiene que venir al país, con usted, a conocer la situación expuesta por las partes. Debe elaborar un informe que por sus implicaciones políticas, debe ser conocido por el seno de la Organización y le corresponde a usted como Secretario General presentarlo. Usted no puede seguir dándole la espalda a la situación venezolana en nombre de su estrategia para la reelección, no sólo porque es una injusticia, sino porque además es una torpeza ¿Cuáles votos cree usted que el ALBA puede garantizarle? ¿Cuáles votos cree usted obtener de CARICOM, si Petrocaribe es una entelequia? ¿Cuáles votos de Centroamérica le va a agenciar el Dr. Arias, si está usted en conflicto con su gestión? ¿Qué va a pasar con usted si Brasil decide lanzar una candidatura alternativa a su reelección, con el apoyo de los Estados Unidos? ¿Va a recordarnos la gestión de Joao Baena Soares? ¿va a denunciar el imperialismo norteamericano?

Dr, Insulza, usted sabe mejor que mucha gente, cómo sacar las cuentas del juego político. ¿Le dan para seguir en este juego? Me parece que no. Creo, entonces, que es hora de dejar de entenderse con el gobierno venezolano y comenzar a entenderse con su pueblo, que es la fuente de la soberanía que hizo a este gobierno. No acepte el argumento justicialista de que “este es un gobierno del pueblo y no de la oligarquía apartida y pitiyanqui” porque se trata de una reedición del corporativismo propio de los fascistas, ahora combinado con el populismo ¿Ese es el retrato por el cual quiere que se le recuerde?

Dr. Insulza, tiene en sus manos la posibilidad de hacer justicia a este pueblo, destrabar un juego político que cada día le es más adverso y avanzar en la reconstrucción del sistema de gobernabilidad global, cosa esta última que, usted bien sabe, es un alto fin que puede justificar el empleo de otro tipo de medios (lo cual seguramente creen quienes los emplean y emplearán), pero que en el ejercicio correcto del poder a usted conferido, no tendrían por que ser considerados. Vamos, esta usted frente a su cita con la historia, por favor, tome la decisión correcta.

Atentamente,

Carlos Delgado Flores
Venezolano.

jueves, 10 de septiembre de 2009

¡Queremos paz!


VENEZUELA QUIERE PAZ. Pero no la paz de los sepulcros ni la de los temerosos, que no hablan ni obran por temor a la represalia, por miedo a formar parte de las estadísticas de una violencia multiforme, que supera con creces a los logros de gestión de este gobierno.

Venezuela quiere paz, pero no la paz derrotada de quienes tengan que aceptar los dictados de una minoría que gobierna para ellos mismos y conculca de ese modo la voluntad general. Que emplea el hambre y la miseria como arma arrojadiza y nos confina a nuestras casas, en silencio, aislados de nuestras propias familias, nuestros amigos, nuestros vecinos.

Venezuela quiere paz, pero no la paz de quien no tiene derecho a disentir de la voz mandante, la paz del execrado por sus ideas políticas, sino la paz de quien merece respeto a su dignidad, a su decisión de ser diferente dentro de la igualdad de oportunidades ante la ley.

Venezuela quiere una paz construida entre todos, que nos permita comprendernos, aceptarnos y juntos construir una prosperidad para todos, que os permita superar el espejismo de la distribución de un ingreso que no alcanza para todos y en cuyo reparto se castiga a quien tenga vocación para producir. Quiere una paz que nos convoque a todos para, entre todos, remontar las consignas y llegar a las razones de esta violencia que ha cobrado en una década, las víctimas de una guerra no declarada.

Queremos paz entre nosotros, y eso pasa por separar claramente las cosas que una parcialidad política ha unido para su propio beneficio, esto es: a los delincuentes que bajo el amparo del gobierno, como “comisarios políticos,” operan el miedo como instrumento para controlar a la población.

Para construir la paz en Venezuela es que surgen las redes de paz, que tienen en la iniciativa de quieropaz.org un instrumento formidable: se trata de una página web que permite localizar en un mapa nacional, los delitos que se comenten todos los días, tanto los que son reseñados por los medios de comunicación social, como los denunciados por las propias comunidades. Este mapa, de acceso público, que diariamente va a ser alimentado por la gente, permitirá mostrar los patrones delictivos del hampa en Venezuela, ubicar las zonas más peligrosas, los desplazamientos, y constituirá un dispositivo de inteligencia colectiva que ha debido estar en manos del estado, de las fuerzas policiales, pero que frente a sus menguados esfuerzos, será constituido por las comunidades, para brindarse información necesaria para tomar acciones preventivas, pero también para enfocar acciones colectivas que hagan presión ante la institucionalidad, tanto nacional como internacional, para darle fin a esta “guerra civil de baja intensidad”.

¿Quimera? Júzguelo usted mism@: entre a la página web http:/quieropaz.org/ y mire las tendencias que con apenas un mes de registro, revisando prensa digital regional, se muestran con claridad. Piense cómo será cuando la gente, vía redes, llene con sus datos este mapa. Piense en los alcances que esta herramienta puede llegar a tener.

Del 21 al 25 de septiembre se realizará en Venezuela la semana internacional por la paz. En ese contexto, junto con numerosos esfuerzos que serán divulgados en múltiples espacios de la vida pública quieropaz.org tendrá su lanzamiento público. Será una estupenda ocasión para concretar esfuerzos compartidos a favor del sentido clamor nacional: ¡Queremos paz!

  • Paz, sí, pero en libertad, con instituciones que no entiendan la paz social como el silencio frente a los desmanes del poder. La prisión del estudiante Julio Rivas, por las diligencias de una Fiscalía General de la República que no suele ser diligente frente a casos denunciados por la oposición, lo único que busca es instalarnos el miedo a la protesta, para cerrar a punta de negligencia, el círculo del control de la facción. Es perentorio que nos solidaricemos con este caso y con todos los otros de justa protesta que hay en el país: sólo cuando los grupos pequeños de nosotros tengan todo nuestro apoyo, podremos artícularnos y ser una mayoría en red, con lo cual producir el cambio que necesitamos, para fabricar la paz.